El centro trabaja en diversas tecnologías para allanar el camino hacia la descarbonización de un tejido industrial que ya define las estrategias a seguir
La eficiencia energética asociada a tecnologías bajas en carbono constituye la mayor palanca de cambio para provocar una mayor eficiencia sobre los procesos, y con ello un ahorro en costes operativos y una minimización de la Huella de Carbono Organizacional. Según explica el responsable de descarbonización en Tecnalia, Asier Maieztegi, algunos de los objetivos establecidos para un futuro medio suponen acelerar el desarrollo de tecnologías que permitan un sistema energético descentralizado, seguro, independiente y bajo en carbono. Y como puntualiza, junto a las tecnologías, “también modelos de negocio innovadores y entornos regulados como las Comunidades Energéticas para que favorezcan un despliegue masivo de las tecnologías renovables y digitales que, junto con sistemas de almacenamiento térmico y eléctrico, permitan una gestión inteligente de la red y de la demanda. Todo ello supone invertir en el desarrollo de baterías de estado sólido, desarrollo de sistemas de control o microrredes basados en Inteligencia Artificial. En definitiva, promover el despliegue de tecnologías innovadoras para una transición energética justa que permita generar una industria competitiva e industrializada”.
En la transición energética en la que nos encontramos inmersos, Maieztegi avanza que la industria vasca electrointensiva y la afectada por el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCDE), así como otras industrias menos intensivas en consumo de energía, están definiendo ya sus estrategias de descarbonización y hojas de ruta en línea con sus objetivos de reducción de emisiones o neutralidad climática. Un ejemplo de ello es la planta de Mercedes Benz en Vitoria, que cuenta con una estrategia de descarbonización (Ambition 2039) que aspira a la neutralidad climática como objetivo final en un proceso de transformación global, para lo que colabora con la Fundación Tecnalia R&I.
El centro tecnológico elaborará escenarios para la descarbonización con las tecnologías más innovadoras y emergentes en el corto y medio plazo, y que contemplen alcances y una evaluación de impactos sobre la competitividad de la propia actividad y, en consecuencia, sobre la economía local y regional. Asimismo, identificaremos y desarrollaremos proyectos de I+D+i que faciliten la consecución de este plan.
Las actividades de Tecnalia relacionadas con las soluciones tecnológicas que permiten descarbonizar nuestra sociedad y economía se basan en el desarrollo de tecnologías bajas en carbono que cubren la cadena de valor tecnológica desde la generación a demanda final, lo que incluye la prospectiva y planificación energética, la inteligencia climática y otras disciplinas hacia un entorno sostenible.
"Generamos e identificamos oportunidades de negocio para las empresas"
En este sentido, Maieztegi puntualiza que la investigación en torno al hidrógeno verde, su producción, transporte y usos; la química sostenible, valorización de residuos e intensificación de procesos; las tecnologías para la recuperación de calor; la electrónica de potencia; y el desarrollo de baterías son algunas de las líneas de investigación que aportan a las necesidades de cambio. “Con ello, no solo damos respuesta a los retos que suponen la descarbonización en un entorno económico complejo, también identificamos y generamos oportunidades de negocio para las empresas en la medida que maduran nuestros desarrollos tecnológicos y son transferibles al mercado”.
A partir de esas líneas de investigación, el responsable de descarbonización de Tecnalia destaca como un proyecto exitoso el desarrollo de un transformador de calor que permite la recuperación y valorización de energía residual de baja temperatura a través de un ciclo de absorción de BrLi. En el marco del programa Horizon 2020, y en consorcio con TU Berlin y BS Nova, entre otros, el centro trabajó en el desarrollo de un equipo de unos 200 kw, que fue implementado en la refinería de Tüpras en Turquía en un proceso real para su monitorización durante doce meses. En palabras de Maieztegi, “el proyecto fue exitoso, dado que el equipo se comportó de forma eficiente y estable, aportando periodos de retorno de inversión para la tecnología inferiores a cinco años en escalados mayores”.
Es por ello que en estos momentos trabajan en su desarrollo y escalado a potencias más elevadas para su implantación real en procesos de la industria química, refino y papel, entre otras. Tecnalia también coordina en la actualidad el proyecto europeo Chester para el desarrollo y validación de un innovador sistema que permite la gestión, el almacenamiento y el suministro despachable de energía de muchas fuentes renovables diferentes, combinando el sector eléctrico con el sector térmico. Como explica Maieztegi, esto se logra combinando un innovador sistema de almacenamiento de energía ‘power-to-heat-to-power’, llamado sistema CHEST (Compressed Heat Energy Storage), con una red de calor inteligente (Smart District Heating), “lo que resulta un sistema de gestión de energía renovable muy flexible e inteligente. Puede almacenar energía eléctrica con una eficiencia efectiva del cien por cien o incluso superior, independientemente de la ubicación, a diferencia de la energía hidroeléctrica bombeada. Es cíclicamente estable, en contraposición de las baterías, y es capaz de convertir electricidad en calor y calor renovable a baja temperatura en electricidad, además de almacenar y entregar calor y electricidad a petición, a un precio competitivo”.
En el ámbito digital, Tecnalia ha realizado un desarrollo propio, conocido como Naia I4.0, para la diagnosis de la eficiencia energética en plantas industriales. El sistema aplica técnicas de analítica de datos e inteligencia artificial para extraer patrones de consumo de diferentes procesos de la fábrica y correlacionarlos, por ejemplo, con la producción obtenida. Así el responsable de la planta puede comparar el consumo energético en diferentes fases del proceso, analizar y proponer medidas para reducir picos de demanda y, en definitiva, tomar decisiones que reduzcan la factura energética de la fábrica. Asier Maieztegi destaca que la solución Naia I4.0 se ha instalado recientemente con éxito en una fábrica del sector siderúrgico y ha facilitado medidas que han hecho posible reducir el 5 por ciento del consumo energético de la planta, lo que supone para la compañía un ahorro de 2 millones de euros al año.
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