La industria vasca se enfrenta actualmente, y en los próximos años, a un periodo crítico. Las hojas de ruta diseñadas por las administraciones para impulsar la circularidad, el reciclaje de los residuos y la reducción del consumo de materiales someterá al sector a una intensificación de las inversiones para adquirir tecnologías de producción y también sistemas ambientales de última generación muy costosos.
La economía circular inicia en 2022 el camino hacia la creación de una nueva industria
El esfuerzo de gestión lo deberán compatibilizar con una detracción de recursos para pagar una fiscalidad verde en expansión y las restricciones impuestas al depósito de los residuos. El Gobierno Vasco prevé que el depósito en vertedero de residuos no peligrosos en el País Vasco pase de 1,8 millones de toneladas en 2022 a 300.000 en 2029-2030. Un recorte descomunal que requiere la consolidación de una ‘nueva industria’, tanto externa como interna en las compañías, para reducir y reutilizar residuos de papeleras, metalúrgicas, cementeras, mecanizadores, constructoras, etc..
La industria deberá cumplir los objetivos, aguardar a que la restrictiva normativa vasca sobre nuevos usos de los materiales secundarios se vaya aprobando y extendiendo y abonar los nuevos cánones, como el de vertido de residuos no peligrosos de 10 euros/tonelada. Lakua ya ha señalado que se pondrá a la cabeza de las mejores prácticas en Europa, por lo que la tasa crecerá hasta 20 euros en 2025. Así, sólo la sostenibilidad financiera de los proyectos industriales y una muy eficiente gestión conseguirán que se alcancen los objetivos oficiales por mantenimiento de la capacidad manufacturera, y no por pérdida de masa industrial. El plan, aun así, arranca con un déficit de capacidad de vertido que se prevé equilibrar a partir de 2024, aunque ya son varias las administraciones municipales contrarias al proyecto presentado para ampliar o reabrir vertederos.
El objetivo, según Lakua, “es garantizar la suficiencia de las instalaciones y evitar el traslado de residuos generados en la CAPV fuera del territorio”. En este caso, debe reseñarse que la estadística oficial indica que los gestores ubicados fuera del País Vasco ganan volumen frente a los locales. En 2010-2020, los primeros crecieron un 15 por ciento en volumen, hasta el 50 por ciento del total; y los segundos bajaron las toneladas un 26 por ciento. Por tanto, el déficit se podría agravar si también se deben internalizar la toneladas ‘exportadas’.
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