Alcorta Forging Group cumplió 110 años en 2021 con la mejor posición de mercado en su historia, a pesar del impacto de la crisis sanitaria y la transición tecnológica del automóvil. En los últimos 15 ejercicios ha protagonizado un proyecto transformador, que le ha llevado a duplicar su facturación orgánicamente, mientras que el empleo pasó de 170 a 230 trabajadores. Ha ganado presencia en el sector del automóvil, en unos años convulsos, gracias a su apuesta por la profundización y especialización en la tecnología de forja, el desarrollo de un modelo admirado en el sector por su grado de automatización y digitalización y por haberlo conseguido con una apuesta participativa en la que el capital social se ha abierto a los trabajadores. El director ejecutivo de Alcorta, Lorenzo Mendieta, resume las claves que han transformado esta empresa centenaria que, desde la década de los 90, decidió concentrar su oferta en el sector del automóvil.
Decisiones estratégicas
El primer gran salto -explica- lo protagonizaron casi de forma accidental: “La alemana Mahle controlaba el 51 por ciento del capital. Cuando se cumplió una década de su entrada a través de Brockhaus, en 2007, nos comunicó que reorientaba su estrategia”. En este momento, los accionistas tradicionales y un grupo de trabajadores decidieron dar un paso adelante y comprar la participación para recuperar la autonomía operativa.
El periodo transitorio se culminó en 2009, en plena crisis financiera e industrial. La entrada en el capital de una docena de directivos y trabajadores provocó inicialmente algún recelo, pero “al final ha sido un proyecto de éxito”, en el que los accionistas tradicionales mantienen su posición mayoritaria: “Ha generado ventajas de todo tipo y favorecido a las dos partes. El sistema ha mejorado las dinámicas de participación e, incluso, ha favorecido la captación de talento. El saber que tienes derecho a ser accionista a los dos años de trabajar en la empresa es un estímulo para los nuevos profesionales”. Hoy en día, medio centenar de trabajadores participan en el accionariado de la empresa, de la que controlan el 30 por ciento.
Compromiso accionarial en plena crisis financiera de 2009
Una trayectoria que ha recibido en 2022 el I Premio Arizmendiarrieta a la participación de los trabajadores en la empresa. El sistema participativo, como subraya Lorenzo Mendieta, se articuló de forma “justa y sostenible”. Está abierto a todos los trabajadores y “cada año se fija el valor de mercado de la empresa y sus acciones”, lo que facilita las compra/venta de los títulos entre trabajadores que se jubilan y que entran en la empresa. La cristalización de la idea participativa se reforzó con el desafío de alcanzar otros dos hitos estratégicos: la internacionalización y la cercanía al cliente y sus proyectos.
En el primer caso, continuaron con el despliegue de su red. La implantación de dos filiales en Pilsen (Chequia) y Port Elizabeth (Suráfrica), además de aumentar su red comercial en Europa (Alemania) y Estados Unidos. En el segundo, los planes se dirigieron a estructurar “una ingeniería muy potente para sentarnos con los clientes y aportar nuestro conocimiento a diseñar mejores soluciones industriales”. Otro apartado que ha acentuado la singularidad de Alcorta se ha apoyado “en la apuesta firme por la tecnología y por nuestro conocimiento de forja. No hemos querido crecer en la cadena de valor para el cliente, sino dar lo mejor en el diseño y desarrollo de la forja. Una diferencia que nos ha servido de escudo protector”.
Alcorta se ha concentrado en dar lo mejor en el diseño y desarrollo de la forja
Esta singularidad y diferencia competitiva ha sido posible, en palabras de Mendieta, “por la suerte de contar con un entorno industrial inigualable. Si los programas necesitaban labores de mecanizado o montaje, los hemos asumido en colaboración con otras empresas vascas especializadas en esas tecnologías (Indecober, MEK…). Hemos aprovechado su conocimiento y capacidades sin necesidad de asumir otros riesgos y dispersar nuestras capacidades y conocimiento”. En un devorador de eficacia y eficiencia industrial como el automóvil, la tecnología y los procesos deben mantenerse en vanguardia para ganar nuevas referencias. Por ese motivo, Alcorta es un habitual en los programas de I+D+i del Gobierno Vasco (Gaitek, Etorgai, Hazitek) y CDTI, para el desarrollo de nuevos aceros nanoaleados, células flexibles de inspección de componentes forjados, lenguajes de comunicación hombremáquinas, desarrollo de rail de gasolina aligerado de geometría compleja, nuevos cuerpos de bomba de muy alta presión, fabricación aditiva para construir y reparar troqueles, conceptualización de nueva forja de precisión… El director de Alcorta reconoce que desplegar un modelo de forja automatizada “requiere mucha innovación y no es fácil, tanto en las prensas como en los martillos. Ha sido una auténtica revolución que hemos completado con un intenso trabajo de industria 4.0 para la captación masiva de datos, la sensorización y el análisis de la información; y de visión artificial para garantizar la calidad, incluida la superficial”.
Ya trabaja en la forja de aluminio para vehículo eléctrico
La suma de estos elementos ha servido para ganar clientes como Renault, Gestamp, INA Schaeffler, o Benteler, pero sobre todo ha articulado un modelo de alta eficiencia. “En 2008, contábamos con ocho líneas principales de forja. Una era semiautomática y el resto manuales a tres relevos y con tres trabajadores por línea. Hoy, seis líneas están totalmente automatizadas y trabajan sin mano de obra directa. Esto ha supuesto una reducción del coste laboral en taller, y la sustitución del trabajo físico por creatividad e innovación, para aportar cada vez más valor a nuestros clientes”.
En estos últimos años, el equipo de Alcorta se enfrenta al nuevo reto de la transición del automóvil. “Nosotros no vamos a renunciar a la inyección, que tendrá recorrido en las tecnologías actuales y continuidad con los vehículos híbridos o de hidrógeno. Sin embargo, ya hemos completado una serie de análisis en sectores como la conducción de gas o las bicicletas, al tiempo que hemos captado los primeros contratos de forja para chasis de vehículo eléctrico, necesarios para atender una carga mayor que la chapa no puede soportar. Esto supone que ya producimos forja en aluminio, cuando hasta hace poco solo trabajábamos en acero”.
Además, en 2021, protagonizaron una de las noticias más interesantes entre las medianas empresas vascas: su posicionamiento en Estados Unidos con la compra de la empresa New Boston (Detroit). Esta operación aportará ahora economías de escala y efecto multiplicador a su trabajo innovador, al tiempo que les convierte en la única empresa forjadora de su tamaño que internacionaliza su capacidad manufacturera. La operación también ha tenido efecto innovador en el sector, en el que ha despertado la inquietud por internacionalizarse en Estados Unidos al comprobar con Alcorta las ventajas que le ofrece este salto, por la existencia de un mercado muy dinámico y con mayores oportunidades de negocio.
Como explica Mendieta, la compra de una planta en Estados Unidos en lugar de la construcción de una nueva, como estaba previsto en un momento, “nos alinea con estrategia de diversificar riesgo, consolidar oferta global de piezas forjadas en caliente y conseguir que nuestro negocio en Elgoibar sea, de esta forma, más fuerte, sólido y eficiente”. Asimismo, saltar a Estados Unidos con una planta en servicio aporta grandes ventajas: “al estar en marcha genera caja desde el primer día y nos ahorra 18 meses de trabajo.
El salto a Estados Unidos diversifica riesgo y consolida una oferta global
También el disponer desde el primer momento de un equipo que sabe forjar nos evita el esfuerzo de reclutamiento y nos permite centrarnos en el negocio. Sin olvidar que compramos mercado y un segmento de piezas que refuerza nuestra diversificación en componentes de mayor tamaño relacionados con el Vehículo Industrial”. La experiencia de Alcorta en Elgoibar aportará a su filial estadounidense conocimiento en automatización y la implantación de una división de utillajes. “Ya hemos auditado y diagnosticado las necesidades, aunque la prioridad inicial será traspasar nuestro diferencial tecnológico de gestión de utillajes. En una segunda fase, afrontaremos la automatización”. La operación, que ha contado con el apoyo financiero de Cofides, Instituto Vasco de Finanzas y el asesoramiento de Albia Capital Partners, les ha abierto la oferta a sus clientes tradicionales en la zona Nafta, además de una nueva base de industrias locales. El plan de innovación hacia la diversificación también cuenta con un segundo eje en la planta de Elgoibar. El salto a piezas de mayor tamaño, para chasis, vehículo industrial y forja de piezas de aluminio para el vehículo eléctrico, se ha consolidado con una nueva célula que integra una prensa de 3.200 toneladas, el doble de la capacidad máxima actual, que les permitirá salta de piezas de 4-5 kgrs. a 15. Esta apertura de su oferta es una realidad desde mediados de 2022
Hace una década, el director de Alcorta declaró a Empresa XXI que, “cada día, los coches se desarrollan en menos tiempo y con nuevos retos tecnológicos, lo que le convierte en un sector muy atractivo para una empresa inquieta como la nuestra. Nuestro objetivo es seguir adaptándonos al cambio que obliga la automoción, que es muy competitiva y que requiere innovar y mejorar procesos, con la idea de consumir menos, desperdiciar menos y automatizar. Todo ello sin olvidar minimizar la huella en el entorno y tratando de satisfacer las metas personales de todo el equipo de Alcorta”. Está claro que han cumplido objetivos.
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