La inversión bruta de capital fijo aumentó un 6,3% con el rebote de 2021, la tasa más elevada de los últimos quince años, y en 2022 se mantuvo aún fuerte con un 4,4%, en línea con el crecimiento medio de la economía vasca.
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La inversión bruta de capital fijo aumentó un 6,3% con el rebote de 2021, la tasa más elevada de los últimos quince años, y en 2022 se mantuvo aún fuerte con un 4,4%, en línea con el crecimiento medio de la economía vasca. Este es un resultado destacado, sobre todo teniendo en cuenta la carestía de materias primas, la escalada de los precios de la energía y la incertidumbre de mercado no se lo pusieron fácil a nuestras empresas. El impulso fue muy notorio en bienes de equipo (+6,3%), mientras que el resto, que incluye construcción, obtuvo un resultado en línea con la de 2021 (+2,7%).
En términos de evolución del patrimonio neto de las empresas, este creció un 4%, y representa el 51,2% del total del balance de las empresas de nuestra muestra. El pasivo total de las empresas analizadas alcanzó los 100.760 millones de euros, sin grandes variaciones con respecto a 2021, pero con un cierto alivio del endeudamiento sobre las ventas totales. El crecimiento del PIB real (4,4%) y el del empleo (3,1%) dejan una ganancia de productividad aparente del factor trabajo en 2022 del 1,2%, una cifra que se encuentra por encima de su media de las últimas décadas (0,8%). Luego volveremos sobre la productividad de las empresas, pero ahora diremos que en nuestra muestra el empleo evolucionó hasta cotas nunca vistas desde 2008, cuando las empresas sumaban 519.868 efectivos. En cuanto a empleo, salimos de la crisis del COVID mucho mejor, y de hecho más reforzados, que de la Gran Recesión. En las gráficas 4.1 a 4.6 vemos distintos indicadores relacionados con el empleo, y de nuevo la inflación actúa como cristal de aumento en la rentabilidad por empleo.
La productividad aparente del factor trabajo se situó en el 1,2%, muy por encima de la media del 0,8% de las últimas décadas
Es importante apreciar que el coste por empleo como porcentaje sobre ventas (gráfica 4.5), sin tener en cuenta el sector financiero, registra el mayor aumento del periodo estudiado. Una de las estadísticas que permite una comparación más equilibrada entre regiones es la tasa de empleo, y su relación con el PIB per cápita. La tasa de empleo en la UE alcanzó un histórico 74,6% en 2022. Chequia, Dinamarca, Alemania, Estonia, Malta, Países Bajos y Suecia son los países que concentran las mayores tasas, siendo Varsovia la zona urbana que mayor índice arroja (85,4%). La región neerlandesa de Utrecht y la capital sueca de Estocolmo se sitúan detrás de estas dos zonas, ambas con una tasa de empleo del 85,1%. Asimismo, 9 de cada diez regiones estudiadas experimentaron un aumento de la tasa de empleo en 2022. La tasa de empleo española fue del 64,3%, liderando Aragón con un 69,2% y con el País Vasco marcando un 68,2%. Por tanto, seguimos en índices pobres de empleabilidad en relación al PIB per cápita vasco.
La tasa de empleo del País Vasco en relación con el PIB sigue reflejando índices escasos en comparación con otras regiones españolas y europeas
No ayuda en este sentido la evolución demográfica vasca. Uno de los grandes retos del futuro es el envejecimiento de la población, un fenómeno que afecta a la práctica totalidad de los países desarrollados. El 23% de los vascos tiene más de 65 años. Ese porcentaje aumentará con la jubilación de los baby boomers, lo que afectará sin duda al mercado de trabajo. El proyecto FUTURELan, desarrollado a iniciativa de Lanbide, anticipa que en 2033 hará falta medio millón de personas para reemplazar a las que se jubilan a partir de este año. Además, la economía vasca debería crecer en torno al 2% en los próximos años, lo que añade más madera a la hoguera del empleo.
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