Elkargi ha protagonizado una historia increíble de caución mutua, en la que ha logrado que miles de autónomos y pymes entren en la sala ‘vip’ de la financiación preferente
La sociedad de garantía recíproca Elkargi tomó vida en 1980. En aquellas fechas se vivía la convulsión lógica en la transformación de un Estado totalitario en otro de derecho y democrático. Todo el entramado institucional acometía un desafío en el que la economía ocupaba un segundo plano, a pesar de que la industria perdía protagonistas a ritmo enloquecido. El riesgo lo encapotaba todo, y las pequeñas y medianas empresas debían soportar la tormenta a la intemperie. Los tipos de interés preferenciales, que entonces sí lo eran, se situaban sobre el 17% y la inflación en el 15%. Pero no sólo se trataba de un problema de precios, sino que las pymes (...) tenían vedada la financiación, además de soportar sobre sus costillas el desplome de impagos de la industria tradicional y pesada, la inexistencia de una Administración concienciada (el sistema político estaba en fase de creación) y el cambio general del escenario económico.
Todo estaba contra un proyecto como Elkargi, que se constituyó con 35 millones de pesetas desembolsados y 352 empresas socias. Su objetivo pasaba por mejorar la financiación de las pymes. No se hizo un índice de confianza sobre el futuro del invento, pero seguro que nadie daba un duro por aquella quijotada.
La necesidad, que es fuente de entusiasmo y creatividad, cimentó el proyecto. La industria percibió la lejana luz del nuevo faro financiero, y buscó su abrigo. En 1982, año histórico por la victoria socialista, la modesta sociedad de garantía recíproca guipuzcoana, a la que se habían sumado los vizcaínos, alcanzó la cifra de 1.700 socios y se acercó a los 2.000 millones de pesetas en avales concedidos. Dos años más tarde, los alaveses de Seaval se engancharon a Elkargi, sumaron fuerzas y propiciaron que los molinos de la desconfianza empezaran a caer. Elkargi empezó a establecer marcas. En 1985 unió los intereses de 3.000 empresas. Un año más tarde alcanzó la cota anual de 3.000 millones de pesetas formalizados en avales.
La transición industrial también tocaba a su fin, al menos en una parte importante del tejido industrial. La creación de una política favorable a la inversión (...) propiciada por las leyes impulsadas por el equipo de Boyer; y la cirugía micro aplicada por los gobiernos Garaikoetxea y, posteriormente, Ardanza (...) se convirtieron en el abono que acabó de muscular a Elkargi. (...) En 1987, Ikei (...) situó a Elkargi como la entidad de promoción más conocida en el País Vasco. Un 75 por ciento de los empresarios sabían de su existencia y un 21 por ciento habían utilizado sus servicios. Estos porcentajes dejaban a la propia SPRI, segunda entidad por presencia, a 20 puntos en conocimiento y a 12 en utilización.
La SGR tenía ya nombre y prestigio. Sus 4.000 socios lo refrendaban, y Víctor Múgica, director de Finanzas del Gobierno Vasco, lo ratificaba al afirmar en 1988 que “Elkargi está creando una escuela financiera entre sus asociados que un día se reconocerá”. (...) Elkargi, durante el período 1992-1994, otorgó avales por 9.000 millones/año; pero, al mismo tiempo, desdobló su actividad con la potenciación de los servicios y productos financieros y con la creación de las fianzas y avales técnicos. En el arranque de los 90 (...) se aprobó la nueva Ley de Sociedades de Garantía Recíproca, que situaba su acción financiera bajo la severa mirada del Banco de España, y se creó la sociedad de reafianzamiento público CERSA, que permitía diseñar una estrategia más agresiva sin perder solvencia.
Elkargi se subió al tren sin temor. En 1995, superó la formalización anual de avales por 10.000 millones de pesetas, con el sector industrial marcando crecimientos de aval del 50 por ciento. También acordó con MCC una línea preferente, con contragarantía del grupo cooperativo, para incrementar el aval máximo a un grupo de empresas que auguraba un trienio inversor desconocido hasta entonces. Al mismo tiempo, junto a la Este donostiarra, creó el primer master en Gestión Financiera para Pymes. Y para que quedará claro su objetivo, anunció la rebaja en el precio de su aval financiero. Todo el proceso convergió en 1997. (...) Aquel año inauguraron su sede de Miramón y su oficina en Pamplona, sobrepasaron los 20.000 millones en avales otorgados y los 40.000 en riesgo vivo, al tiempo que reforzaron los recursos propios con una ampliación de capital a la que respondieron BBV, que no era socio, Caja Laboral, Bancogui, BBK, Kutxa, Vital.... Elkargi se transformó en un gigante (...) Su logro fue hacer que lo increíble se convierta en cotidiano, que lo inalcanzable para las empresas individualmente se pusiera a mano; conseguir que todas las compañías (...) dispongan de financiación a largo plazo a un tipo prererente; por debajo incluso de lo que pagan los particulares en sus operaciones de hipotecario. Elkargi alcanzó su sueño, pero no renuncia a expandirlo. El problema es que ya no sorprenderá a nadie.
Elkargi se adentró en los últimos quince años de historia con muy malos augurios de mercado. El dinero corría a raudales y barato entre 2005 y 2008. Esto suponía un gancho al hígado del aval, al elevar su peso sobre el coste financiero; y un directo al mentón, al mermar drásticamente los ingresos financieros de su ahorro histórico. Los pronósticos se rompieron en 2009. La burbuja financiero-inmobiliaria explosionó y el mundo se paró. Elkargi se mantuvo firme. Pactó una linea de circulante con el Gobierno Vasco con la que canalizó 834 millones a autónomos y pymes -incluidos los de Oinarri-. El trabajo de tres décadas les permitió perder de golpe tres puntos de solvencia, pero el combate no había concluido. Los tipos acabaron en negativo, las empresas frenaron inversiones y se apuntaron al desapalancamiento, el temor de los impagos creció y los bancos centrales ajustaron las tuercas regulatorias. ¡Pintaba mal! Elkargi se concentró en el relevo generacional, ganó eficiencia con la absorción de Oinarri en 2016 y recuperó la forma en 2019, año en el que redujo su riesgo vivo al mismo nivel de 2008 (860 millones). El futuro se despejó... pero llegó la pandemia de 2020. Elkargi volvió al ring con las heridas bien cicatrizadas. Firmó un nuevo convenio con Lakua y en los últimos meses avaló más de 850 millones y duplicó su riesgo vivo hasta 1.570 millones. La verdad es que su pegada, a los 40 años, no deja de sorprender.
La actividad base de Elkargi, desde su creación, pasa por facilitar el acceso a la financiación de las empresas en las mejores condiciones de precio y de plazo. El aval de Elkargi, desde su constitución en 1980, introdujo un elemento nuevo en el mercado que ha ganado terreno año a año, independientemente del ciclo económicas. Los datos analizados por Empresa XXI elevan los avales concedidos por Elkargi a 7.324 millones de euros en sus cuarenta años de historia. Una vez se cierre el presente año, las garantías sumarán alrededor de 7.500 millones y el riesgo vivo se elevará hasta 1.600 millones de euros. La actividad avalística de la sociedad, curiosamente, aceleró su ritmo de formalización en el ciclo de bajos tipos de interés, tras las entrada en el euro. Aproximadamente, el 83 por ciento de las garantías se firmaron entre 2001 y 2020, más de 6.000 millones de euros. Este hecho muestra la transcendencia de su intermediación financiera para las empresas, pero también para la Banca, que ahorra capital en las operaciones; y para las administraciones públicas, que han encontrado un aliado en los momento más críticos (2009 y 2020) que ayuda a la reducción de los quebrantos por impagados.
Las garantías de Elkargi también se han adaptado a las exigencias del mercado. El aval financiero típico de los años 80 del siglo pasado se amplió, en 1991, con los avales técnicos, que crecieron gracias a las licitaciones públicas o en los programas de I+D. Pero, sin ninguna duda, la eclosión llegó con los avales de ‘circulante’ canalizados a través de los acuerdos con el Gobierno Vasco. Esta última prenda amortiguó parte el impacto de la crisis en 2009 y en 2020 entre autónomos y pymes. Hasta septiembre de este año, Elkargi formalizó 850 millones de euros en más de 8.000 operaciones. Unas cifras que, además, impulsaron el número de empresas socias, que pasaron de 15.600 en 2019 a 21.400 a septiembre de este año.
Los números de Elkargi muestran con claridad que ha jugado un papel protagonista en los últimos 40 años de historia empresarial en el País Vasco.
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