La noche de la empresa vasca 2022
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El papel calca los problemas

El sector se muestra preocupado por la situación que rodea a los residuos, su valorización y transporte

Y el Mejor Empresario Vasco del Año 2021 es...
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Jesús Galindo
Bilbao
1/11/24

La industria vasca del papel, como toda la gran industria, se mide a numerosos obstáculos para mantener su proyección a futuro. La consulta realizada por Empresa XXI a diversos directivos del sector recoge la preocupación que suscitan temas como la energía, la gestión de los residuos y el impacto que supone. El tema de los residuos generados en la fabricación de la pasta y el papel, del destintado en el reciclaje, de las lejías o de los lodos de las depuradoras, concentra una inquietud especial. La última información estadística del Gobierno Vasco (2022) cifró en 345.000 toneladas los residuos no peligrosos generados por el sector (no genera peligrosos), repartidos al 50 por ciento entre reciclaje y eliminación.

El problema del reciclaje

Estos guarismo han mejorado gracias las nuevas instalaciones de valorización de lodos cálcicos de Smurfit Kappa Nervión y Zicuñaga; y de Papresa para obtener biogás con su residuos, que ya utiliza como combustible. El problema, comenta un directivo, es que “el permanente esfuerzo por alcanzar los niveles de valorización de residuos que exige la legislación puede verse contrariado por barreras que se puedan imponer al traslado de residuos fuera de la CAPV para su valorización, o por la no aceptación social de infraestructuras de valorización de residuos”. No debe olvidarse que la planta de Bergara, que era una salida tecnológica para varias empresas, “sigue judicializada y surgen muchas dudas sobre si finalmente se pondrá en marcha”. Su promotor, de momento, completará inversiones en Toledo y Galicia en 2025”.

Los residuos valorizados no tienen salida en el mercado

Como señala esta fuente, “la sociedad no acepta este tipo de instalaciones, lo que oscurece el futuro del sector y de la industria vasca en general”; mientras que la normativa amaga con endurecer el traslado de residuos industriales, que según Lakua afecta a casi la mitad de los que genera toda la industria vasca: “Ahora, el traslado de residuos a otras autonomías para su valorización salva a las empresas que no tienen suficiente escala para asumir proyectos propios de valorización, pero existe el riesgo de su prohibición. Por lo tanto, si al mismo tiempo se debe valorizar y no existen instalaciones, el futuro abocará al cierre de empresas”.

Otro empresario desvela a Empresa XXI otro grave problema en este área, general a toda la industria: “Los problemas alrededor de los residuos son muchos. Se necesita una gran colaboración pública y privada. La industria vasca, de todos los sectores, genera muchos residuos, pero su valorización en otros productos se enfrenta a la dificultad de darles salida en el mercado. Todo no es tan sencillo como valorizar, más si la actividad cementeras, que pueden ser clave en el consumo de estos productos, no es muy alta”.

Difícil electrificación

Otro alarma general para la industria se concentra alrededor de la descarbonización y la electrificación: “Esta transición es muy importante para los procesos de generación de calor o el secado, pero existe un riesgo real de falta de disponibilidad eléctrica. Las redes no están preparadas en algunas zonas y las administraciones ya están analizando este tema”.

Electrificar choca con la falta de infraestructura

De forma más coyuntural, y con efecto más inmediato, apunta que “el precio del gas, este año, ha crecido sostenidamente desde enero; y lo mismo ocurre con los precios eléctricos. En ambos casos, aunque han quedado atrás los precios descontrolados de 2022, nos encontramos en niveles superiores al periodo precovid y se mueven en la banda alta sobre la media de los últimos años”.

También se muestra crítico nuestro segundo interlocutor: “El sector es electrointensivo y estamos acusando el alza de la electricidad. Antes de la crisis covid, el escandallo de costes era de 35-50 euros por MWh; ahora, tras los precios por encima de los 200 euros MWh, han bajado, pero están casi al doble que antes de la crisis(entre 80- 90 euros). Mientras el precio eléctrico del ‘pool’ lo fije la última tecnología, y esta sea el gas natural, el asunto tiene difícil salida”. Industria pesada Por esa razón tiene claro que, “si queremos tener industria pesada y semipesada, la empresa electrointensiva debe tener un precio eléctrico competitivo y por debajo del mercado. Como en otros países de Europa”. Al mismo tiempo advierte que “la profundización en la electrificación del sector es muy difícil. Ahora mismo no existe la infraestructura para acometerla. Hay empresas que ya han renunciado a electrificar las calderas por no disponer del suministro por falta de capacidad en las líneas de acometida eléctrica. Hacen falta grandes inversiones en la red eléctrica para los proyectos de electrificación necesarios para una descarbonización significativa”.

Ya nadie en el sector invierte en cogeneración

La competitividad aportada en el pasado por la cogeneración es otro factor decadente en la competitividad del papel: “Este negocio sufre la regulación, el precio del gas y los bajos precios de la electricidad en muchas horas del día. Por ese motivo, muchas instalaciones permanecen sin funcionar y ya nadie invierte en cogeneración. En los casos que se utiliza la biomasa, el gas influye poco, pero el precio de la electricidad le resta atractivo”. El segundo interlocutor es más explícito: “Las que se basan en el gas tienen un futuro limitado e incierto por la utilización de un combustible fósil. Las de biomasa tienen a favor su valor renovable, pero el alza del gas ha arrastrado el de la biomasa y restado rentabilidad”. Como se puede comprobar, la industria del papel calca los problemas de las grandes manufactureras.

Desde los lodos a la IA

La actividad papelera presenta numerosos campos de desarrollo para la I+D, como detalla el director del Clúster del Papel de Euskadi, Iñaki Ugarte, a Empresa XXI: “El Clúster y sus centros tecnológicos asociados BC Materiales y Tecnalia colaboramos en la identificación y configuración de proyectos de innovación tecnológica de forma sostenida, al tiempo que distintos socios, ya sean fabricantes de pasta y papel, o de bienes de equipo, participan en planes de I+D+i que se centran fundamentalmente en la valorización de residuos y la descarbonización.

"La explotación de datos está mejorando rápidamente en los últimos años"

El objetivo de estos trabajos es buscar alternativas que minimicen el impacto ambiental, la huella de carbono y todos los consumos asociados a la actividad”. Descarbonizar De hecho, el Clúster del Papel y varias empresas socias preparan una serie de proyectos de I+D para presentar a distintas convocatorias de programas públicos en 2025: “Estas acciones -señala Ugarte- están ligadas, básicamente, a la valorización de residuos, la descarbonización y la electrificación”. Sin embargo, la I+D papelera tiene otro foco muy relevante en “la digitalización y la IA. Los procesos papeleros se encuentran fuertemente digitalizados, manejando un volumen de datos inmenso sobre distintas variables del proceso productivo que interactúan entre ellas. En este sentido, una fábrica de papel es una gran fuente de datos cuya explotación está mejorando rápidamente en los últimos años. Los grandes retos son la mejora de la calidad del dato, recordamos que la sensórica necesaria para la toma de información en ambientes agresivos de humedad, altas temperaturas y presiones es inexistente o requiere de una evolución notable; el análisis de estos mediante bigdata; y el desarrollo de una verdadera IA fiable que optimice aún más los procesos”.

Iñaki Ugarte, Clúster del Papel.

Tecnalia y Aspapel

La actividad de I+D del papel también cuenta con otro punto de desarrollo en el acuerdo firmado en octubre por Tecnalia y Aspapel. Este se dirige a crear nuevos productos de celulosa, la optimización de los procesos de fabricación, la digitalización de procesos, productos y servicios, el impulso de la economía circular y a avanzar en la descarbonización, explorando soluciones en materia de eficiencia energética e integración de fuentes de energía alternativas a los combustibles fósiles.

Países a los que volar

Las empresas vascas encuadradas en la Industria del papel han visto frustradas sus expectativas de mejora en 2024. Como señalan desde el sector a Empresa XXI: “el verano ha sido flojo y para finales de año no se prevé la recuperación ni en los papeles ni en los cartones”. Uno de los problemas que retrasa la inflexión es que “Europa no tira” y encima se aprecia “una corriente importadora procedente de fuera de la UE”. Este ambiente lo corroboran los primeros datos estadísticos disponibles de 2024. Por ejemplo, el Eustat recoge en su Índice de Producción Industrial del macro sector ‘Madera, Papel y Artes gráficas’ una escasa recuperación del 0,4 por ciento hasta agosto, lo que apunta a una leve alza para el año. Este saldo resulta escaso porque el IPI de 2022 retrocedió un 0,6 por ciento y el de 2023 un 7,5 por ciento. Un elemento cada vez más importante para el sector son las exportaciones, dado que ya representan más del 45 por ciento de los ingresos, por lo que la fortaleza económica de los socios comerciales cobra relevancia.

Nuevo laboratorio de la empresa guipuzcoana Papresa. Foto: PAPRESA.

Evolución exportadora

De momento, en el primer semestre del año, las exportaciones de la Industria del papel sumaron 380 millones de euros, con una baja del 3,8 por ciento sobre los 395 millones del primer semestre de 2023. La estadística exportadora, sin embargo, radiografía el gran esfuerzo de las empresas por abrir nuevos mercados que diversifiquen sus ventas y compensen la debilidades transitorias de los principales países de destino. Por ejemplo, hasta junio de 2024, las ventas a Francia, el primer cliente del papel vasco, retrocedieron un 15 por ciento, de 107 a 91 millones. Gran parte de este deterioro se amortiguó con una mayor actividad en países tradicionales y con fuertes alzas en mercados menos habituales y más lejanos. Así, las exportaciones crecieron en Italia (54 millones y +4%), Alemania (33 millones y +4%), Polonia (15 millones y +48,8%) y Holanda (13 millones y +12%). Más llamativos fueron las alzas en Egipto (+73%), Marruecos (+42%), Arabia Saudí (+86%), Túnez (+109%), Rumania (+92%), Dominicana (+81%) y Chequia (+132%); todos ellos en volúmenes entre 8 y 4 millones de euros en el semestre. Al otro lado de la balanza, además de la baja de Francia, se colocaron India (-44%), Estados Unidos (-35,3%) y Turquía (-23%), también en una horquilla entre 4 y 8 millones de euros en el semestre.

Un caso especial es el de Argelia, un cliente tradicional que ha desaparecido como consecuencia de las represalias adoptadas tras el alineamiento de Sánchez (no del Parlamento, ni de sus socios) con Marruecos. En 2019, Argelia ocupaba plaza entre los siete primeros destinos del papel vasco con 37 millones, que representaron el 21 por ciento del total exportado desde la CAPV al país norteafricano. El volumen cedió en los siguientes años, pero no su cuota en el total vasco, llegando al 42 por ciento en 2021. Pero en el cuarto trimestre de 2022, las importaciones argelinas de papel se redujeron a cero, lo que se ha mantenido hasta junio de 2024, igual que en el resto de productos. España, a cero En el caso español, la exportación de papel sumó 188 millones en 2021, que se han esfumado y ya no llegan ni a un millón de euros en 2024. Los datos de IPI y exportación anticipan una débil generación de VAB. En el caso de la ‘Madera, Papel y Artes gráficas’, el Eustat estimó el VAB en 817 millones para 2022, de los que 420 correspondieron a la Industria del papel, un grupo que ese año ganó 103 millones e invirtió 109.

La producción en España eleva su pulso

Las empresas fabricantes de papel en España recuperan el ritmo en sus máquinas en el presente ejercicio. Las estadísticas del INE sobre producción industrial y exportación refrendan la recuperación de los volúmenes y, además, apuntan a que el ejercicio transcurre de menos a más a pesar de la debilidad económica europea. El Índice de Producción Industrial registró un alza del 5,6 por ciento hasta agosto, frente al descenso del 6,7 por ciento del ejercicio 2023 y del 1,5 por ciento de 2022. Este dato, por tanto, indica un cambio de tendencia, aunque todavía se esté lejos del nivel de actividad del periodo 2015-2017. Lo más positivo del IPI es que se ha mantenido firme en su recuperación interanual en los últimos tres meses, por lo que se debe esperar que el ejercicio 2024 arroje un buen saldo a su cierre.

Las ventas exteriores repuntan en julio un 17,4%

La recuperación de la actividad parece encontrar un punto de apoyo en un mayor dinamismo de las exportaciones. Hasta el mes de agosto, el Icex estimó unas ventas a terceros países de 3.866 millones de euros. Este volumen supuso una mejora interanual del 3,6 por ciento y un punto de inflexión a la baja del 11,8 por ciento del ejercicio 2023, cuando el total anual alcanzó 5.468 millones, por los 6.203 millones de 2022. La tendencia exportadora en 2024 también apunta a la recuperación de la actividad. El saldo interanual en los tres primeros meses de 2024 fue negativo, para saltar a positivo en los cinco siguientes meses y cerrar la serie con una recuperación del 13,1 por ciento en el mes de agosto. Los 447 millones de euros exportados en ese mes se acercaron a los 509 de agosto de 2022, por lo que es previsible que el avance se consolide en los próximos meses.

Los precios se resienten

La actividad exportadora presenta una recuperación mayor en unidades que en euros, 11,1 por ciento frente a 3,6 por ciento hasta agosto. La menor presión de la energía, que duplica los precios precovid, y otros factores han contribuido a deshinchar los precios, como refleja la estadística de la Cifra de Negocios del INE, que recogió una baja del 2,3 por ciento hasta agosto de 2024, que se sumó a la del 12,3 por ciento de 2023. Como diferencia, en 2021 y 2022 escalaron un 23,0 y un 24,8 por ciento, respectivamente. Estos datos apuntan a que los márgenes continúan muy presionados. El VAB se sitúa en niveles máximos La fuerte alza de precios, inicialmente, sentó bien al papel. El INE estimó que el sector cerró 2022 -último dato disponible- con un Valor Añadido Bruto de 4.136 millones, un nivel récord que representó un alza del 8,8 por ciento sobre los 3.801 millones de 2021. Para valorar este nivel, basta señalar que la industria del papel española acumulaba dos décadas ininterrumpidas de VAB en la banda de los 3.000 millones. Por lo tanto, mantener los 4.000 millones en 2024 sería una buena señal para un sector que emplea directamente a 50.000 trabajadores.

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