De soluciones sencillas a grandes proyectos singulares

Antonio Aguirre y su socia, Sara Ramírez, fundaron Inconef en Moreda de Álava para “poner en valor que desde un municipio pequeño se pueden hacer cosas muy grandes y con carácter internacional”. Entonces, hace más de una década, el propósito de estos emprendedores era cambiar la forma de controlar la producción de las bodegas de vino de Rioja Alavesa, desde el mismo centro de la Denominación de Origen Calificada Rioja. Sin embargo, el éxito alcanzado les llevó en poco tiempo a a trabajar fuera de la DOC Rioja. Y en la actualidad la mayoría de los proyectos de Inconef están lejos de la sede y se gestan tanto en Sevilla, Galicia, Cataluña o Islas Baleares, como cruzando el charco hasta Chile y Brasil.

"Mejoramos el control en la producción de vino"

Natural de Moreda de Álava, Antonio Aguirre estudió Ingeniería electrónica e Ingeniería industrial en la Universidad de La Rioja. Inicialmente se curtió en el ámbito educativo y, más adelante, pasó a dirigir el departamento de investigación de una empresa de construcción, donde participaron en varios proyectos europeos, desde el sexto programa marco hasta el H2020, orientados al ahorro energético en edificios e instalaciones industriales. La crisis de 2008 “barrió muchas empresas que basaban su supervivencia en la construcción”. Realidad que animó a Antonio y Sara, que también trabajaba en el mismo departamento de investigación, a reconducir su trayectoria profesional hacia el ámbito del software y del desarrollo de soluciones de ahorro energético, creando Inconef en enero de 2014.

"Llevamos Moreda de Álava a Chile y Brasil"

Inicialmente, propusieron mejoras que, en base a una gestión optimizada y un software especializado, mejoraba la vida de los trabajadores del sector. Y pronto empezaron a diseñar sondas para medición de nivel, densidad, oxígeno, redox, pH, turbidez, cloro... que optimizan el control de las fermentaciones en los diferentes procesos o instalaciones. También desarrollaron producto nuevo para el sector que, posteriormente, propició su entrada en otros ámbitos como el de la energía, industria y, más recientemente, en el sector agroalimentario, fuera del abanico del vino y la enología.

En la actualidad, Inconef tiene tres líneas de negocio: ingeniería de termodinámica para cliente final y otras ingenierías; software y hardware para el sector enológico, que solucionan muchos problemas del día a día del enólogo; y la depuración de agua, área en la que han desarrollado un analizador online, en tiempo real, o respirómetro, que estudia el estado biológico de las bacterias. En estos diez años, “hemos cambiado la forma de trabajar. Desarrollamos más proyectos y menos instalaciones. Nos centramos más en software y hardware, que en mecánica e hidráulica, especializándonos en proyectos singulares”. Para afrontar su crecimiento trasladaron la sede, dentro del municipio de Moreda de Álava, para albergar nuevos espacios, talleres y laboratorios: “Nuestro futuro está en el desarrollo de soluciones para clientes cada vez más lejanos, asumiendo el reto de atenderles igual que si estuvieran cerca, haciendo que cada proyecto sea único”.