La entidad consigue en sus ocho años de presidencia, 2014-2022, una intensa recuperación de la rentabilidad, la eficiciencia y la solvencia
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Kutxabank ha completado el periodo 2014-2022 con una notable recuperación de las principales variables del negocio bancario. Los ocho años de presidencia de Gregorio Villalabeitia, de esta forma, se han cerrado con un saldo muy positivo para la entidad en los aspectos de eficiencia, rentabilidad y solvencia. Como han indicado a Empresa XXI responsables financieros, “el trabajo desarrollado por Villalabeitia y el equipo directivo de Kutxabank debe enmarcarse en el contexto de unos años de gran exigencia para la actividad bancaria. El euribor en noviembre de 2014, cuando Villalabeitia sustituyó en la presidencia a Mario Fernández, se movía en el 0,3 por ciento, para caer a negativo en 2016 y no recuperar tipos positivos hasta los últimos meses de su presidencia, en noviembre de 2022”.
La navegación bancaria con tipos de interés negativos, que acarreó el desplome de la rentabilidad del activo, además debió compatibilizarse con “la transición tecnológica hacia la digitalización y la comercialización multicanal, una normativa de los supervisores más exigente, la crisis covid y, finalmente, la invasión de Ucrania y la crisis energética”.
Para superar este campo de minas, estas fuentes indican a Empresa XXI que Gregorio Villalabeitia optó por “una gestión discreta, profesional y rigurosa”. De hecho, creen que su paso por “la Caja de Ahorros Vizcaína -fichó en 1983 procedente del Banco Vizcaya-, como la de varios miembros del equipo directivo de Kutxabank, contribuyó a un más fácil alineamiento de la estrategia, a una medición del riesgo sin maquillaje y a un estricto cumplimiento de las exigencias regulatorias y de gobernanza”. Los ocho años de gestión de Villalabeitia y su equipo se han plasmado en una “entidad más solvente y de mayor calidad, pero sobre todo con mayor adaptabilidad a los nuevos requerimientos y tendencias del mercado. En Kutxabank consideran que este factor de flexibilidad operativa es más importante para el futuro que el propio nivel de capital”.
Precisamente, la medición de la adaptabilidad al mercado aparece muy ligada a la ratio de eficiencia, que mide el porcentaje de los gastos de transformación sobre el margen bruto, y que “en la banca se debe considerar como la clave de sostenibilidad y un factor primordial en la resistencia de las entidades financieras en los test de estrés, especialmente cuando el origen de los ingresos tiene un alto grado de diversificación y menor dependencia del margen de intereses, que es el caso de Kutxabank”. La eficiencia mejoró más de un 20 por ciento, cayendo de la banda del 61 a la del 48 por ciento entre septiembre de 2014 y septiembre de 2022, lo que sitúa a Kutxabank cerca de los mejores bancos, gracias a que sus gastos representan ya menos de la mitad de su margen bruto. Igualmente, el resultado ‘core’ (margen básico menos gastos de transformación) creció un 127 por ciento y pasó de 148 millones en septiembre de 2014 a 335 en septiembre de 2022. La buena nota a los ocho ejercicios de Kutxabank la han firmado y sellado las agencias Moody’s, Fitch y Standars & Poor’s, que han elevado sus calificaciones al nivel máximo posible en España en 2022.
Kutxabank comunicó el 30 de noviembre la designación de Anton Arriola Boneta como presidente de la entidad, en sustitución de Gregorio Villalabeitia. La nota destaca que el nuevo presidente recalcó “su compromiso con el arraigo del banco y con el mantenimiento de su singularidad”, que dedica “todo su dividendo a financiar las inversiones y la obra social de sus tres accionistas, las fundaciones BBK, Kutxa y Vital”.
La nueva etapa de Anton Arriola incluye la adaptación de los estatutos del banco a los requerimientos de los supervisores para una separación nítida entre las funciones del presidente y del CEO, como garantía de una gestión más transparente y con contrapesos. De esta forma, los nuevos estatutos de Kutxabank marcan un campo de juego diferente al del pasado. La gran diferencia reside, para cumplir con rigurosidad el mandato del BCE, en la dependencia del negocio del CEO, que reportará al Consejo de Administración, cuando hasta ahora dependía jerárquicamente del presidente.
Anton Arriola Moreta (Durango, 1967) aportará a esta nueva etapa su dilatada experiencia en el mundo financiero, que comenzó con su licenciatura en La Comercial de Deusto y el MBA en la Bocconi de Milán; y que profesionalmente se desarrolló en Goldman Sachs (1992-2009), donde alcanzó el puesto de consejero delegado en España. Hasta su nombramiento integraba el patronato de la Fundación BBK y ejercía de profesor asociado del Instituto de Empresa en Madrid.
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