Las patronales vascas denuncian la pérdida de atractivo del País Vasco y piden modificar el modelo fiscal actual
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El consejo general de Confebask del pasado mes de julio se produjo en un momento muy especial. Por un lado, el nuevo Gobierno Vasco, liderado por Imanol Pradales, daba sus primeros pasos con reuniones con todos los agentes sociales; y, de otro, se esperaba que la anunciada reforma fiscal foral configurase sus guías principales en otoño. El momento, por tanto, exigía un paso adelante de los empresarios para describir la situación, fijar sus posiciones y lanzar sus propuestas.
La intervención de la presidenta de Confebask fue firme en defensa de una fiscalidad que favorezcan la competitividad empresarial y regional. Para entrar en la materia fiscal, el secretario general de Confebask, Eduardo Aréchaga, resumió el espíritu de la propuesta: “Hemos crecido por debajo de la zona Euro, Francia, Alemania, Madrid, Cataluña y Navarra”, una situación que ligó a la fiscalidad al aseverar que “se hubiera crecido más con una fiscalidad mejor” y, por tanto, también “se hubiera recaudado más”.
La presidenta Tamara Yagüe refrendó el descontento empresarial con la fiscalidad vigente al remarcar en su intervención que “ha llegado el momento de contribuir desde la fiscalidad y con las competencias que nos da el Concierto Económico al crecimiento económico del Euskadi”. Yagüe enmarcó la situación actual: “Tenemos que ser conscientes de que, desde la crisis financiera de 2008, el crecimiento de la economía vasca ha estado por debajo de la zona Euro y del resto de comunidades autónomas más prósperas. Por eso creemos que ha llegado el momento de volver a poner el Concierto Económico al servicio de la competitividad y del crecimiento del País”.
Confebask, de cara al próximo proceso negociador, presentó una propuesta fiscal con quince puntos. Aréchaga, en su intervención, incidió en que algunas de las normas “se establecieron a raíz de la crisis financiera de 2008” para “evitar el desplome de los ingresos de las haciendas forales, pero todavía se mantienen en vigor”. Las medidas se pueden resumir en recortes de tributación de Sociedades y ampliación de los límites para deducir pérdidas, eliminar el impuesto de patrimonio, deflactar la inflación real en el IRPF, mejorar los incentivos y normas alrededor de la innovación y el emprendimiento y respaldar las transiciones energética y climática con deducciones. Esta batería de medidas propiciaría mayor competitividad empresarial, arraigo y atracción de inversiones, fidelización y atracción de talento y aumento del emprendimiento. Un plan que se debería reforzar con una política industrial que canalice suficiente apoyo a la I+D, la atracción de talento y las transiciones en marcha.
El resumen del mensaje de Confebask es que “hay que invertir” con la fiscalidad, para “incentivar” el desarrollo económico, lo que no causaría ningún quebranto a la recaudación de las haciendas porque “no se aportaría menos, sino mejor”. Las propuestas lanzadas por la presidenta de Confebask incluyeron otros aspectos de riesgo como “el reto demográfico y el talento”, o la necesidad de “una política que contribuya al aumento de la oferta y moderación de los precios de la vivienda”. También reclamó la mejora de la conflictividad laboral, “por su negativa contribución a la atracción de inversiones y a la competitividad”; y del absentismo laboral. Para este último tema, anunció para noviembre “un acto público monográfico que aporte un primer diagnóstico desde una perspectiva lo más amplia posible sobre este asunto”.
Confebask ha trasladado a las autoridades tributarias la propuesta fiscal con las aspiraciones empresariales, que han resumido en 15 medidas, de las que destacan las siguientes: Reducir la tributación mínima del impuesto sobre sociedades del 17% actual al 15% vigente en territorio común y a nivel internacional. Eliminar el límite actual para deducir las pérdidas registradas, situado hoy en el 50% de la base imponible del impuesto, para reforzar la competitividad empresarial. Suprimir el impuesto de Patrimonio, adaptándolo a la realidad existente en la Unión Europea y en otras autonomías para fortalecer el arraigo y la atracción de inversiones. Deflactar los tramos de renta en la cuantía real de la inflación y ajustar los tipos marginales de renta a los existentes en otras economías europeas y autonomías para ayudar a fidelizar el talento. Permitir la monetización de las pérdidas obtenidas en las startup, como se permite en las deducción por I+D, para aumentar el emprendimiento y la creación de empresas. Mejorar el atractivo del incentivo fiscal a la innovación, elevando el actual porcentaje del 15%, permitiendo su monetización y flexibilizando su aplicación. Crear una nueva deducción para incentivar el empleo de calidad e incentivar las aportaciones a las EPSVs individuales y de empleo. Incentivar fiscalmente la transición energética y climática, creando una nueva deducción ligada la descarbonización.
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