Los gráficos de la encuesta trimestral a empresas de Adegi dejaron claro que el momento por el que atraviesa la industria no es dulce, especialmente para el metal. La presidenta de la asociación, Isabel Busto, lo diseccionó sin anestesia: “Me gustaría destacar que la confianza, las ventas, los pedidos y el empleo se debilitan, tanto si comparamos los resultados obtenidos con el trimestre anterior como si los comparamos con los del año pasado, hasta situarse, en algunos casos, en el nivel más bajo desde lo peor de la pandemia, o en niveles de 2020 y 2021, que fueron años complicados. Ese debilitamiento es más acusado en las empresas industriales, en general, y en la metalurgia y los productos metálicos en particular”.

La situación de la industria guipuzcoana la ligó “a la evolución de sus principales mercados, la UE, y, en especial, Alemania, con incidencia directa en la metalúrgica y la automoción”. Ante esta situación advirtió que “si Alemania se está quedando más atrás en términos de competitividad, sin duda, va a afectar a nuestras empresas industriales. En este entorno, el reto de la competitividad de nuestra industria emerge como uno de nuestros principales retos”.

Diferencias sectoriales

Como fotografía de la muy distinta situación económica por sectores, la presidenta de Adegi señalo que “el 12 por ciento de las empresas industriales prevén disminuir su empleo”, porcentaje que aumenta “al 15 por ciento en la industria metálica y alcanza el 20,5 por ciento en la metalúrgica”. Para afrontar este y otros retos, Isabel Busto tomó como referencia a Mario Draghi, que en la presentación de su informe dijo que “el objetivo de Europa y también el nuestro, aunque a escala más reducida, es impulsar la productividad de la industria y que las empresa sean competitivas, es decir, que recuperen el terreno perdido con Estados Unidos y China, por la revolución tecnológica y la transición energética”. Por eso, concluyó su intervención asegurando que “la única manera de afrontar este desafío es crecer y ser más competitivos y más productivos, preservando nuestros valores de equidad e inclusión social”. Buen dato general A pesar de la situación, el augurio de Adegi apunta a un crecimiento económico del territorio entre el 1,8 y el 2,2 por ciento y la creación de entre 3.500 y 4.000 empleos netos, gracias a que “para casi 8 de cada 10 empresas, sus mercados están en situación de normalidad”.

Síntomas de recesión en grupos clave

La encuesta de coyuntura de Adegi ha empezado a aflorar los problemas que se acumulan en Europa por el hundimiento de políticas industriales arbitradas de cara a las diversas transiciones. La alarma salta con los datos referidos a la situación de mercado. Como mejor ejemplo, “para el 30 por ciento de las empresas industriales sus mercados están en recesión, cifra que se eleva hasta el 40,4 por ciento en la metalurgia y productos metálicos, actividades vinculadas, entre otras a la cadena de valor del automóvil”. Los datos anteriores contrastan con “el 78,5 por ciento de las empresas que consideran que la situación de mercado es de normalidad o reactivación”, lo que parece la cara y la cruz de la economía, una más ligada a la actividad interna (servicios, comercio, etc.) que exterior, y dentro de está las unida a la automoción, que es el peso pesado de la manufactura vasca.

Economías periféricas

La situación anterior es consecuencia directa de la disminución de la cartera de pedidos: “Un 35,5 por ciento dice tener un nivel de pedidos débil”, porcentaje que se eleva al “42,5 por ciento de las metálicas y al 54 por ciento de la metalurgia y los productos metálicos”. Como se puede comprobar más de la mitad de estos dos pilares económicos se enfrentan a una demanda menguante y a una competencia feroz desde países menos periféricos. Por esa razón, no debe extrañar que “los elevados costes laborales e incrementos salariales se mantienen como la principal preocupación de las empresas” para el 45,5 por ciento de las mismas (51% para las industriales), el nivel más alto desde 2010.