La OCDE acaba de presentarnos la primera corrección a la baja, de un -1%, del crecimiento mundial y un incremento del 2,5% de la inflación. Para el área euro, la corrección respectiva es de un -1,4% y del 2,4%, y para los USA del -0,9% y del 1,5%. La economía seguirá creciendo por encima del 3% pero la inflación comienza a inquietar al coincidir con una desaceleración del crecimiento. Las economías rusa y ucraniana representan un 2% del PIB mundial, un 1,5% de los flujos de capital y un 0,5% de los activos financieros, pero su importancia en las exportaciones de trigo (30%), gas (20%) y petróleo (11%) explica el gran desajuste que están produciendo en la economía global.

Tras el anuncio en febrero de que China y Rusia tienen intereses estratégicos globales comunes, la estrategia económica de los diferentes bloques se verá afectada por la geopolítica. La OCDE pronostica que se producirán alteraciones en las cadenas de valor, comercio mundial, sistemas de pagos y gastos de defensa. El incremento del autoabastecimiento fue una conclusión del impacto Covid y en el campo de las materias primas energéticas: las renovables, el ahorro y la diversificación de fuentes ya están presentes en la estrategia europea.

En cuanto a la política económica, la OCDE estima que sería posible un esfuerzo adicional de gasto público del 0,5% del PIB, para ayudas al sistema productivo. El organismo recomienda a los Bancos centrales que sigan con sus objetivos preguerra, si bien la Reserva Federal ha anunciado más subidas de tipos; y el BCE, dado el retraso del crecimiento en Europa, sigue dicha pauta. Ningún bloque es homogéneo y el líder chino Xi aspira a que a fin de año le confirmen para un tercer mandato. La guerra prolongada y la desaceleración no parecen una buena carta de presentación.

‍