Los aspectos sobre los que el ministerio pide opinión son sencillamente apasionantes
El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo nos ha invitado a participar en el proceso de consulta previa, un trámite anterior a la redacción de cualquier texto normativo, sobre una nueva Ley de Industria, al objeto de recabar la opinión de las personas y de las organizaciones más representativas potencialmente afectadas por la futura norma.
La actual Ley es de 1992 y, muy centrada en el ámbito de la seguridad industrial, ha quedado un poco desfasada. Los aspectos sobre los que el ministerio pide opinión son sencillamente apasionantes y darían para toda una serie de artículos… si me apuran, para una tesis, pero, contando con la amabilidad e indulgencia de Empresa XXI, si no les parece mal, en los próximos meses dedicaré este pequeño espacio a dar mi opinión sobre algunas de ellas.
Organiza el ministerio las preguntas en seis capítulos: política y promoción industrial, reindustrialización, neutralidad climática y economía circular, transformación digital (digitalización), como no, seguridad industrial y calidad industrial y, por último, gobernanza. Las preguntas que van desgranando son, por ejemplo: “¿Qué instrumentos de apoyo a la transformación industrial cree que podrían articularse en una Ley de Industria?” o “¿Qué elementos de apoyo a la industria cree que debe contemplar la Ley para favorecer la neutralidad climática y la económica circular?”... o, también, “¿Cómo puede la Ley reforzar la coordinación para la aplicación y desarrollo de las Directivas sobre Mercado Único Europeo en España?”
Responder a esas preguntas y mandarle el papel al ministerio se parece mucho a escribir una carta a los Reyes Magos. Una carta escrita ya por un preadolescente, que ya sabe cómo va en realidad el asunto y que duda si sería mejor pedir menos para no desilusionarse después. Yo, conservando mi inocencia, les iré poniendo mi carta por aquí… ya llegará la decepción.
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