El secretario general de Ascobi, Iñaki Urresti, reflexiona sobre los resultados de la política aplicada a la vivienda y la necesidad de cambiar los postulados
China se ha convertido en uno de los países más poderosos de la Tierra. Actualmente, en la geopolítica mundial, es el oponente más importante que tiene Estados Unidos en la lucha por la hegemonía planetaria. Esto es consecuencia del fulgurante desarrollo económico chino producido estas últimas décadas y que arrancó a principios de los años 80. Hasta entonces, las políticas impulsadas por el régimen comunista chino, liderado por Mao Zedong, en el marco del denominado “Gran salto adelante” y la posterior “Revolución cultural” habían llevado al país a la más absoluta miseria y a la muerte de millones de personas por hambre. Muerto Mao, el nuevo líder político Deng Xiaoping adoptó una apertura económica orientada a impulsar la iniciativa privada, a desarrollar una economía de mercado manteniendo, eso sí, un férreo control político del partido comunista chino. Este cambio propició un fuerte debate y hasta el cuestionamiento interno del nuevo liderazgo. Es en este contexto donde Deng pronuncio la célebre frase: “No importa que el gato sea blanco o negro si caza ratones”. Anteponía el objetivo de cazar ratones, dar de comer a los chinos, al mantenimiento de los postulados comunistas en materia económica. Cambiando de registro, temática y situación, pensando en la problemática de la vivienda en Euskadi, donde una parte significativa de la sociedad, especialmente los jóvenes, no pueden acceder a una vivienda, sea en propiedad o alquiler, por la falta de oferta suficiente de vivienda nueva, y parafraseando a Deng Xiaoping diría que: “Si el gato no caza ratones, sea blanco o negro, hay que cambiarlo”.
Euskadi y en materia de vivienda, el gato no caza ratones y lleva sin cazarlos mucho tiempo, casi dos décadas, que es el tiempo que lleva vigente la Ley del Suelo vasca aprobada en 2006 y que establece, entre otras cuestiones, la obligatoriedad de reservar para vivienda protegida el 75% del suelo en áreas urbanizables y del 40% en áreas urbanas. Con un objetivo de producir más vivienda protegida, sin duda bien intencionado, no ha conseguido impulsar la producción de vivienda protegida ni de vivienda libre. Porque un 75% de una promoción que no se desarrolla por falta de viabilidad económica son cero viviendas protegidas. Así de sencillo.
Aminorar y modular este porcentaje de reserva actual a la realidad urbanística y a la demanda real de vivienda existente en cada municipio, en la búsqueda de la viabilidad económica efectiva de las promociones, conseguirá el efecto de producir más vivienda nueva, libre y protegida. A veces menos (porcentaje) es más (vivienda).
Los datos son elocuentes, apenas producimos dos viviendas por cada mil habitantes y año en Euskadi, entre 4.000 y 5.000 viviendas nuevas al año, de las cuales solo un 30% son protegidas. Tenemos por ley unos porcentajes de reserva para vivienda protegida del 75% en suelo urbanizable y del 40% en suelo urbano y solo el 30% de la vivienda producida es vivienda protegida. Algo no funciona. Y así durante los últimos quince años. La demanda, sea para compra o alquiler, no para de crecer y se acerca a las cien mil viviendas. Solo producimos unos miles de viviendas, y se plantean medidas -movilizar vivienda vacía, habilitar locales para vivienda, comprar stocks de viviendas sin vender, etc.- que añadirán unos centenares de viviendas a la producción existente.
Estamos ante una problemática compleja que tiene muchos factores incidiendo en el estado actual de la situación y, en consecuencia, que no tiene una solución simple, que requiere de muchas medidas e iniciativas orientadas a estimular decididamente la producción de vivienda nueva. Pero sin duda, no podemos seguir con el mismo gato porque no caza ratones. Necesitamos urgentemente un nuevo gato, una nueva ley del suelo vasca, que propicie el desarrollo de los suelos urbanizables existentes, que de viabilidad económica a las promociones de vivienda libre y protegida. En definitiva, una ley que permita dar respuesta a la demanda de vivienda existente en Euskadi en un plazo de tiempo razonable. Cuando esto se consiga a nadie le importará si el gato es blanco o negro.
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