El director general de Ihobe, Alexander Boto, ha explicado a Empresa XXI que, en los últimos años, la industria vasca ha alcanzado más del 50 por ciento de la reducción de las emisiones. El subconsciente nos dice que es la industria el gran contaminador, reconoce, pero tendríamos que ir cambiando el chip, concluye.
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> La próxima década será crucial para abordar el cambio climático. ¿Cree que los objetivos que marca la ONU son demasiado ambiciosos?
Los objetivos del acuerdo de París de no sobrepasar los 2ºC a nivel planetario es un reto muy difícil porque las previsiones van a superar los 3ºC de aumento de temperatura. No obstante, la ciencia nos dice que esos objetivos son necesarios. Hay que mantener la ambición y aumentar el ritmo de las actuaciones. No abordar los retos será más costoso a nivel económico, de salud y de biodiversidad. Hay estudios que constatan que, a nivel de PIB del planeta, actuar de forma preventiva y rápida es mejor.
> ¿Qué objetivos se fija Ihobe para afrontar la actual situación de emergencia climática?
Hay dos ámbitos de trabajo, uno ligado al cambio climático, y otro a la economía circular más ligado a la empresa. En julio de 2021, el Gobierno Vasco aprobó el Plan de transición energética y cambio climático con plazo a 2024 que persigue dos grandes objetivos ambiciosos pero necesarios: reducción de emisiones en un 30 por ciento y refuerzo de las renovables hasta representar un 20% del consumo final de energía. Estos son los objetivos que apoya Ihobe.
> ¿Se perciben avances en la consecución de esos objetivos?
Desde 2005, en Euskadi estamos reduciendo nuestras emisiones de GEIs en un 27 por ciento. Marcarnos un objetivo de reducir hasta el 30 por ciento, es factible. La soberanía energética queda bien como discurso pero es absolutamente imposible conseguirlo a corto plazo. La estrategia es producir energía renovable y consumir menos.
> ¿Y qué tal lo hace la empresa?
Precisamente, actualmente quien mejor está haciendo los deberes es la empresa y, en concreto, la industria. Hay Autores de la Economía Vasca datos que lo confirman. La industria ha alcanzado más del 50 por ciento de la reducción de las emisiones gases de efecto invernadero en los últimos años. El subconsciente nos dice que es la industria el gran contaminador pero la verdad es que tendríamos que ir cambiando el chip.
"Tres de cada cuatro vascos están dispuestos a tener una infraestructura de energía renovable cerca de su residencia"
> ¿Cree que es necesario ampliar el ámbito normativo para facilitar el cumplimiento de los objetivos?
Las empresas siempre se han regido por el cumplimiento de la normativa. Pero desde hace unos años, la percepción de las empresas vascas es que ya no es la ley el motor en materia ambiental. Al preguntar a la gerencia de la empresa por los motores y los obstáculos para avanzar en medio ambiente, hemos constatado que hay un cambio de mentalidad. Ahora la propiedad de la empresa lo ve en clave de oportunidad, porque trabajar en materia de eficiencia de recursos y economía circular ahorra costes. Renta invertir en medio ambiente. No solo porque lo pide la ley. La economía circular es también economía y afecta a la cuenta de resultados.
> ¿Cuáles son esos obstáculos y retos a los que se enfrentan las empresas ante los requerimientos ambientales actuales?
Fundamentalmente los costes de las materias primas. En este sentido, unir en un departamento desarrollo económico y medio ambiente ha sido un acierto porque se demuestra que pueden y deben ir de la mano. De esta forma, todos los programas de ayudas a pymes que suman unos 700 millones de euros; a la innovación, energéticas, al sector primario y puramente ambientales, se alinean dentro del mismo área, en clave de oportunidad.
> ¿Cree que la ciudadanía está igualmente concienciada para ubicar un vertedero o parque eólico cerca de casa?
Esta actitud se conoce como el síndrome Nimby (not in my back yard). Todos compartimos el objetivo de que debemos avanzar hacia un modelo energético neutro en carbono pero para ello es necesario mantener un equilibrio entre la descarbonización de la economía y la defensa del bienestar social y nuestro patrimonio natural. Es necesario lograr consensos. No obstante, no es del todo correcto que nadie quiera un parque eólico en su entorno. Por ejemplo, a más del 75 por ciento de la población vasca no le importaría (el 80% en el caso de Álava). Es posible impulsar la solar y la eólica con un respeto al entorno y con criterios de equilibrio.
> ¿Y respecto a otras fuentes de energía? ¿Es positivo para las empresas la taxonomía verde europea?
Para superar nuestra dependencia energética, Euskadi apuesta principalmente por el sol y el viento. El debate de la nuclear y la generación de gas está cerrado. La taxonomía verde europea es una vía para que inversores y empresas puedan diferenciar qué proyectos afectan negativamente al medio ambiente. Europa considera transitoriamente sostenible a estas dos energías, y con unas condiciones concretas. Europa quiere ser líder en materia de medio ambiental, pero en clave de competitividad económica de nuestras empresas. Podemos ir hacia mayores cuotas de recursos y consumo local, pero en energía… tenemos una dependencia de más del 70 por ciento en materias primas externas. Tenemos que pasar a la acción y apostar por la implantación de renovables.
> ¿Y ahí es donde entran las herramientas de ecodiseño y economía circular?
Así es. El mayor reto de las pymes es el acceso a las materias primas. Como tenemos esa dependencia, utilicemos mejor esos recursos. La economía circular no solo reduce tus residuos sino que también analiza tus materias primas, de manera que si ahorras en ellas, mejoras tu cuenta de resultados y tu competitividad. Y el programa Pyme Circular Euskadi, recientemente presentado por la consejera Arantxa Tapia, está obteniendo bastante éxito.
> ¿Qué tipo de proyectos se priorizan?
La economía circular aborda todo el ciclo vital de un producto en una empresa. Aguas arriba y aguas abajo: dónde compras tus productos, proveedores, clientes, etc. La apuesta por la economía circular es muy fuerte y abarca el ecodiseño, huella ambiental, gestión correcta de residuos, valorización… El 80 por ciento del impacto ambiental de cualquier producto está en la fase de diseño. Euskadi es impulsora en materia de economía circular. Tenemos planificación, programas e iniciativas como el Basque Ecodesign Center.
> ¿Qué novedades contienen las recientes iniciativas presentadas?
Tenemos tres líneas en economía circular. El Basque Ecodesign Center con 16 grandes empresas que hacen tracción y que, este año, incluye el sector construcción y financiero. Estas analizan las oportunidades que representa el medio ambiente y como lo incorporan en sus propios negocios a través de la servitización. Solo en 2022 estamos desarrollando más de 55 proyectos, y anteriormente la media era de 20. Hay, por tanto, un crecimiento exponencial de los proyectos. También hay un HUB que trabaja el tema de los jóvenes y la formación; y el programa Pyme Circular Euskadi.
> ¿Qué proyectos se han aprobado ya en el ámbito del Pyme Circular?
Queremos llegar a 500 pymes en 2024, a través de agentes intermedios. Las empresas pueden ahorrar hasta un 7 por ciento de los costes si implementan actuaciones de economía circular. El 60 por ciento de los costes de las empresas está ligado a los materiales y las materias primas. Varios clusters como Aveq- Quimica, Eraikune, Movilidad y Logística, Alimentación o Siderex participan en el programa. En total, son 22 agentes intermedios, cada uno de los cuales traccionará alrededor de una decena de empresas, por lo que hablamos de más de 200 empresas, este año, con proyectos relacionados con el acero verde, maquinaria y equipos o envases.
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